
Según Asinius Quadratus, su nombre (que significa «todos los hombres») indica que eran el agrupamiento de varias tribus: hermundures (hermiones), jutungos, bucinobantes, lentienses, semmones, cuados y teutones. También se los engloba dentro de los suevos junto con otros pueblos.
Los alamanes estuvieron continuamente en conflicto con el Imperio Romano. Inicialmente situados al norte de la provincia de Recia, fueron contenidos por los romanos hasta la mitad del siglo III, tras dos siglos de enfrentamientos. Logran desplazarse poco a poco hacia el oeste para instalarse definitivamente sobre el territorio que comprende una parte de las actuales Vorarlberg (Austria), Suiza, Baden-Wurtemberg y Alsacia.

Regiones de asentamiento de los Alamanes y lugares fechados de sus enfrentamientos contra los romanos. Línea negra = limes.






Fueron un pueblo germánico que se cree originario de la zona meridional de Jutlandia (Iutum en latín) (actual Dinamarca), en el área continental europea antes de producirse las grandes migraciones ocurridas entre los siglos III y VIII los jutos limitaban al norte con los danios (es decir los directos ancestros de los actuales daneses), al sur con los sajones, al sureste con los anglos y al este (en las islas) con los frisios.



Fueron una tribu germánica originaria de Escandinavia, que a partir del año 200 iniciaron una migración masiva hacia Europa central, seguidos por los vándalos, hacia Pomerania (actuales Polonia y noreste de Alemania). Luego se instalaron en la Galia, entre los francos y los alamanes, a orillas del Rin. Establecieron su capital en «Borbetomagus» (actual Worms) y arrebataron «Moguntiacum» (Maguncia) a los romanos.

Fueron un pueblo germánico procedente del norte de Europa. Su asentamiento primitivo se encuentra en la zona del mar Báltico, llamado por los romanos Mare Suebicum. Tácito los menciona, aunque llama suevos a todos los pueblos germánicos del este (marcomanos, quados, turingios y alamanos).

Fueron una tribu procedente de Baja Renania y de los territorios situados inmediatamente al este (Westfalia), que, al igual que muchas otras tribus germánicas occidentales, entró a formar parte del Imperio Romano en su última etapa en calidad de foederati, asentándose en el limes (Bélgica y norte de Francia). Con posterioridad establecieron un duradero reino en una zona que abarca la mayor parte de la actual Francia, así como la región de Franconia en Alemania.
Cuando los hunos irrumpieron en Europa en torno al 370, los ostrogodos fueron derrotados y obligados a someterse a sus conquistadores. Se unieron al rey huno Atila en la expedición contra la Galia en el 451 y compartieron su derrota en la batalla de los Campos Cataláunicos a manos de visigodos y romanos. Cuando los hunos se vieron finalmente obligados a retirarse, el pueblo ostrogodo recuperó su independencia y se asentó, como federado de Roma, en Panonia, una región que en la actualidad se sitúa entre el oeste de Hungría, el norte de Croacia, Eslovenia, Serbia y el este de Austria. A los ostrogodos se unieron otros godos que se habían refugiado en el Imperio romano a la llegada de los asiáticos. En el 474 fue elegido rey Teodorico, el más destacado de los monarcas ostrogodos. Tras diversos periodos de guerra y alianza con el emperador bizantino Zenón, Teodorico invadió Italia en el 488 con el consentimiento del emperador, mató a Odoacro, rey de los hérulos, y se proclamó rey, aunque la autoridad fue conferida nominalmente a un cónsul romano. La cultura romana influyó de forma muy notable en el reino ostrogodo bajo el gobierno de Teodorico.
En el 376 los visigodos, amenazados por los hunos, buscaron la protección del emperador romano Valente, el cual les autorizó para asentarse en la provincia romana de Mesia, al sur del Danubio. Los visigodos no tardaron en rebelarse y la consiguiente guerra concluyó en 378 con la decisiva batalla de Adrianópolis (la actual Edirne, Turquía) en la que Valente cayó muerto. Los triunfantes godos amenazaron entonces Constantinopla. El sucesor de Valente en el Imperio de Oriente, Teodosio I, firmó la paz con los godos e incorporó su ejército al romano. Desde ese momento, los visigodos ejercieron una importante influencia en el Imperio romano. Muchos de los que se habían asentado en Mesia se convirtieron en campesinos y fueron conocidos como mesogodos. El obispo godo Ulfilas tradujo la Biblia al gótico y en gran medida fue responsable de la conversión de los godos a una desviación herética del cristianismo denominada arrianismo.
Desde el 415 hasta el 418, bajo el mando de su siguiente monarca, Valia, los visigodos ampliaron su dominio territorial anexionando gran parte de Hispania y el sur de la Galia y establecieron su capital en Toulouse. A Valia le sucedió el hijo de Alarico, Teodorico I, el cual murió combatiendo, como aliado de Roma, contra los hunos en la batalla de los Campos Cataláunicos. Uno de los más destacados reyes visigodos de la península Ibérica fue el hijo de Teodorico I, Eurico, quien reinó desde el 466 hasta el 484. Bajo el gobierno de Eurico, que había declarado su independencia de Roma, el reino de Tolosa (nombre castellanizado por la historiografía española para designar el Estado visigodo que tuvo su capital en la ciudad francesa de Toulouse) abarcaba una considerable extensión de la península Ibérica y gran parte de la Galia al oeste del Rin y al sur del río Loira. Eurico introdujo muchos elementos de la civilización romana y promulgó un código legal que combinaba el Derecho romano con el Derecho germánico. El reino, sin embargo, estuvo constantemente acosado tanto por problemas internos como externos. La designación del monarca era electiva y la poderosa nobleza visigoda se mostró siempre reacia a los intentos de fundar una dinastía real de carácter hereditario. En el terreno internacional, tanto el Imperio bizantino como los francos amenazaban al territorio visigodo. Con objeto de infundir una mayor lealtad entre sus rebeldes súbditos romanos y cristianos, Alarico II llevó a cabo en 506 una recopilación de leyes, conocida como el Breviario de Alarico. Un año más tarde, el rey de los francos Clodoveo I derrotó a los visigodos en la batalla de Vouillé, en la que murió Alarico II, lo que supuso la desaparición del reino de Tolosa. La mayor parte de la Provenza se separó del reino visigodo y éste quedó reducido casi en su totalidad a la península Ibérica, donde se fundó el nuevo reino visigodo con capital en Toledo. A pesar de los intentos de una larga sucesión de reyes para mantener unido el reino, el poderío de los visigodos empezó a decaer progresivamente. El último monarca, Rodrigo, fue derrotado y probablemente muerto por los musulmanes en la batalla del río Guadalete (que, tal vez, tuviera lugar en realidad en el río Barbate) en el 711. Hacia el 713 la península Ibérica fue ocupada en gran parte por los musulmanes y el poder visigodo tuvo por heredero al reino cristiano independiente de Asturias.
Antiguo pueblo de Germania que desde el siglo III hasta el VI d.C. constituyó una importante potencia, coincidiendo con el periodo de crisis y desintegración del Imperio romano. El godo fue el primero de los pueblos germánicos en convertirse al cristianismo. De acuerdo con el historiador godo del siglo VI Jordanes, los godos procedían de la actual Suecia y cruzaron el mar Báltico hasta llegar a la cuenca del Vístula. Alrededor del siglo III d.C. ya se encontraban en el bajo Danubio, en torno al mar Negro. A lo largo de ese siglo los ejércitos godos asolaron Tracia, Dacia y las ciudades de Asia Menor y recorrieron la costa del Egeo. Tomaron y saquearon Atenas entre los años 267 y 268 y amenazaron la península Itálica. Las guerras entabladas entre los emperadores romanos y los gobernantes godos a lo largo de casi un siglo devastaron la región de los Balcanes y los territorios del noreste del Mediterráneo. Otras tribus se unieron a los godos y bajo el gran rey Ermanarico establecieron en el siglo IV un reino que se extendió desde el mar Báltico hasta el mar Negro.
